Derogar la reforma laboral

Bernie2007

El nuevo marco legislativo modificará algunos de los aspectos más controvertidos de su precedente de 2012, introducido por el entonces gobernante Partido Popular, sin derogarlo completamente. Pretende principalmente acabar con el carácter temporal de gran parte del empleo (26%) en España, pero también corregir los desequilibrios en la negociación colectiva y dar mayor flexibilidad a las empresas con dificultades.

Se suprimirán los contratos de duración determinada para obras y servicios, muy problemáticos y más utilizados en la construcción. (Se aceptarán los contratos que estén a punto de concluir hasta finales de marzo). Una vez finalizada la tarea asignada, la empresa tendrá que reubicar al trabajador en otra obra. Cuando esto no sea posible o sea rechazado por la empresa, se rescindirá el contrato. El trabajador recibirá una indemnización equivalente al 7% de los ingresos que se hubieran devengado a lo largo del contrato, según el convenio colectivo de empresa o (si es más favorable) sectorial.

Sólo se permitirán dos tipos de contrato de duración determinada: para cubrir necesidades estructurales de producción o reposición y para formación. En el primero se incluirán los aumentos de la demanda: se permitirá la contratación temporal cuando se necesite un apoyo extra, aunque con algunas limitaciones, durante un máximo (no continuado) de 90 días en un año. En el último trimestre del año anterior, los representantes sindicales deberán ser informados de la previsión de la empresa que prevé estas contrataciones.

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El pequeño empresario teme el impacto del Obamacare en el empleo

Nick Ottens (Atlantic Sentinel) | Los partidos de izquierda que gobiernan en España han acordado revertir las liberalizaciones del mercado laboral del anterior gobierno conservador, que facilitaban a las empresas la contratación y el despido de trabajadores.

La decisión es difícil de justificar incluso según los criterios establecidos por los defensores de la derogación. Las reformas no crearon más empleos precarios, no provocaron un mayor desempleo estructural y apenas hicieron mella en los salarios.

Perdieron a su líder, Pablo Iglesias, en un intento fallido de evitar una victoria de la derecha en las elecciones regionales de Madrid en mayo. Iglesias dimitió como vicepresidente del Gobierno para liderar a Podemos en la capital sólo para quedar en quinto lugar con un 7 por ciento de apoyo. Se ha retirado de la política.

Los socialistas, que lideran el Gobierno, preferirían un acuerdo de empresarios y sindicatos antes de tomar una decisión definitiva sobre la derogación. Podemos y los partidos de izquierda más pequeños del País Vasco y Cataluña, cuyo apoyo necesita la coalición, se sienten cómodos con la anulación total.

Eventos políticos del CEI

La Carta de Derechos nunca se ha aplicado en el lugar de trabajo, donde los empresarios tienen el poder de mantener un control casi absoluto. Con nuestros derechos constitucionales destrozados por nuestros empleadores, nuestros derechos a organizarnos en sindicatos también son ignorados por los jefes. Nuestra libertad de estar protegidos de registros e incautaciones irrazonables termina a la entrada del lugar de trabajo. Nuestras libertades de expresión y de reunión son prácticamente inexistentes en el trabajo, a menos que tengamos un sindicato.

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La Ley Taft-Hartley, aprobada con los votos de los demócratas del Sur, fue en parte consecuencia del fracaso del movimiento obrero para organizar el Sur. El Sur ha tenido históricamente una baja representación sindical; la proporción de trabajadores representados por un sindicato en los estados del Sur es menos de la mitad que fuera del Sur. Esta falta de derechos sindicales afecta de forma desproporcionada a los trabajadores negros, ya que al menos el 55-60% de toda la población negra de Estados Unidos vive en el Sur. Se trata de un legado de la Confederación y del proyecto legislativo de Jim Crow que le siguió.

Modificación del código laboral, derogación de la Ley TRAIN impulsada

WorkChoices fue el nombre dado a los cambios realizados en las leyes federales de relaciones laborales en Australia por el Gobierno de Howard en 2005, siendo las enmiendas a la Ley de Relaciones Laborales de 1996 por la Ley de Enmienda de las Relaciones Laborales (Work Choices) de 2005, a veces denominada Ley de Enmienda de las Relaciones Laborales de 2005, que entró en vigor el 27 de marzo de 2006[1][2].

La aprobación y aplicación de las nuevas leyes contó con la fuerte oposición de la izquierda política, en particular del movimiento sindical. Se argumentó que las leyes eliminaban los derechos básicos de los empleados y eran fundamentalmente injustas. La ACTU, la máxima asociación de los sindicatos australianos, publicó constantemente anuncios de televisión en los que se atacaba la nueva legislación y se lanzaba la campaña “Tus derechos en el trabajo”, que se oponía a los cambios. La campaña incluyó concentraciones y marchas masivas, anuncios en televisión y radio, acciones judiciales y activismo electrónico. La semana de acción culminó el 1 de julio de 2005 con una reunión “SkyChannel” de delegados sindicales y miembros organizada por Unions NSW. La reunión fue seguida de una gran concentración en Sydney y de actos en zonas regionales. Los gobiernos de los distintos estados también se opusieron a los cambios. Por ejemplo, el Gobierno de Victoria introdujo el Defensor de los Derechos Laborales de Victoria como forma de resistencia política a los cambios.

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