Empresas catalanas que quieren la independencia

qué porcentaje de catalanes quiere la independencia

“No es dramático, ni se esperaba que lo fuera, pero es un cambio”, dice.Un cambio de domicilio social no implica necesariamente un traslado general de personal, de producción o de todas las oficinas. Sin embargo, en muchas ocasiones ha ido acompañado de un traslado de domicilio fiscal que implica que un grupo de directivos debe cambiar de ubicación.En cuanto al pago de impuestos, el cambio de domicilio no tiene un impacto directo en la economía española en cuanto a los impuestos de sociedades, que son recaudados por la Administración del Estado.Pero la fuga de miles de empresas a otras regiones sería un golpe masivo para la hipotética Agencia Tributaria catalana que proponen los políticos secesionistas.
El Banco Sabadell, el cuarto grupo bancario español, decidió el 5 de octubre cambiar su domicilio social a Alicante, en el sureste de España, poniendo fin a una historia de 130 años de asociación con Cataluña. Ese día se supo que el Gobierno estaba preparando la autorización para que las empresas puedan trasladar su domicilio social sin la aprobación del consejo de administración.La norma, que en la práctica agiliza el cambio de domicilio, fue aprobada al día siguiente en el Consejo de Ministros.Ese mismo día, 6 de octubre, Caixabank, el segundo banco español por activos, anunció el traslado de su domicilio social a Valencia. Esa misma tarde, Gas Natural tomó la misma decisión, trasladando su domicilio social a Madrid.

el independentismo catalán

Los inicios del separatismo en Cataluña se remontan a mediados del siglo XIX. La Renaixença (renacimiento cultural), cuyo objetivo era la recuperación de la lengua y las tradiciones catalanas, condujo al desarrollo del nacionalismo catalán y al deseo de independencia[9][10] Entre los años 1850 y 1910, algunos individuos,[11] organizaciones[12] y partidos políticos[13] comenzaron a exigir la plena independencia de Cataluña de España.
El gobierno español remitió la declaración al Tribunal Constitucional español, que dictaminó en marzo de 2014 que la declaración de soberanía era inconstitucional. Sin embargo, el tribunal no rechazó el “derecho a decidir”, argumentando que ese derecho no implicaba necesariamente la soberanía o la autodeterminación[40][41].
Al mes siguiente, CiU, ERC, ICV-EUiA y la Candidatura d’Unitat Popular (CUP) acordaron celebrar el referéndum de independencia el 9 de noviembre de 2014, y que en él se formularían dos preguntas: “¿Quiere que Cataluña se convierta en un Estado?” y (en caso afirmativo) “¿Quiere que este Estado sea independiente?”[43] El 11 de septiembre de 2014 tuvo lugar otra manifestación masiva, la Vía Catalana 2014, en la que manifestantes vestidos con los colores catalanes, amarillo y rojo, llenaron dos avenidas de Barcelona formando una “V” gigante, para pedir la votación[44] Tras la sentencia del Tribunal Constitucional, el gobierno catalán cambió la votación por un “proceso de participación ciudadana” y anunció que sería supervisada por voluntarios. [El gobierno español recurrió de nuevo al Tribunal Constitucional, que suspendió el proceso a la espera del recurso, pero la votación siguió adelante[45] El resultado fue un 81% de votos a favor del sí, pero la participación fue sólo del 42%, lo que podría considerarse como una mayoría opuesta tanto a la independencia como al referéndum[46].

cataluña

El 22 de junio, el Presidente del Gobierno socialista español, Pedro Sánchez, enfureció a ambas partes del debate independentista catalán al conceder el indulto a nueve secesionistas encarcelados, todos los cuales están ahora en libertad. La derecha española lo tilda de peligrosamente indulgente y los separatistas de insuficientemente indulgente, que exigen nada menos que amnistías completas para sus antiguos líderes encarcelados. Pero en la ensordecedora disputa sobre qué lado tiene razón, se ha olvidado un hecho fundamental: Las sentencias fueron excesivas en primer lugar.
En octubre de 2019, nueve destacados separatistas -entre ellos Oriol Junqueras, exvicepresidente de la región, y Carme Forcadell, expresidenta del Parlamento catalán- fueron declarados culpables por el Tribunal Supremo de España de sedición y/o malversación de fondos públicos. Los delitos se cometieron en relación con el referéndum de independencia del 1 de octubre de 2017, en el que el 92 por ciento del 43 por ciento de los votantes registrados que acudieron a las urnas optaron por la secesión. Por celebrar el referéndum desafiando al Tribunal Constitucional español, que ilegalizó la votación con casi un mes de antelación, los separatistas recibieron condenas de entre nueve y 13 años, de los que habían cumplido casi cuatro cuando se concedieron los indultos.

la independencia de cataluña explicada

El profesor Jaime Nogueira Pinto, historiador y escritor político, ha publicado varios libros sobre historia contemporánea portuguesa, ciencia política y asuntos militares y africanos. Ha impartido conferencias sobre estos y otros temas en las universidades portuguesas de Lusíada, en Lisboa, y …
Los movimientos independentistas en España no son un fenómeno aislado en Europa. Si nos remontamos al final de la Guerra Fría, las crisis de identidad han surgido en lugares como el Reino Unido (el separatismo escocés) e Italia (el partido original de la Liga Norte y su retórica separatista) o la Yugoslavia posterior a Tito (ahora varios países individuales). Era una especie de nueva Primavera de las Naciones para las regiones que querían cortar los lazos con los estados más grandes a los que pertenecían. Sin embargo, a diferencia de Escocia y muchas regiones italianas, Cataluña nunca ha sido una entidad independiente.
El movimiento independentista catalán está fragmentado: un número importante de ciudadanos catalanes preferiría que su casa siguiera formando parte de España. Otro factor a tener en cuenta es la Constitución española, que no aprueba la secesión, y mucho menos de una región cultural y económicamente crítica como Cataluña.

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