Ley de 21 de julio de 1876

Ley de 21 de julio de 1876

la independencia vasca

Señor: El Boletín oficial de ayer publicó un importante decreto, por el que, en el lenguaje de su primer artículo, “el gobierno y administración de la provincia de Vizcaya se ajustará a las leyes y ordenanzas que rigen para el gobierno de las demás de la nación.” La necesidad de alguna medida como ésta ha sido desde hace tiempo dolorosamente evidente.

Pero en Vizcaya la resistencia a la reforma era de lo más tenaz. Todas las clases se opusieron a la reconstrucción. No se perdió ninguna oportunidad pública de manifestar el descontento. En la inauguración de la nueva Plaza de Toros de San Sebastián, el año pasado, la manifestación contra la unidad nacional fue tan marcada e imponente que provocó no sólo comentarios, sino desconfianza, cercana a la alarma. Ricos y pobres, viejos y jóvenes, hombres y mujeres, llevaban por igual la hoja de roble, símbolo del árbol de Guernica, el roble de Vizcaya, tipo de sus privilegios forales. Por supuesto, era imposible que los delegados provinciales no reflejaran esta tendencia intransigente del pueblo al que representaban. Y tal vez era bastante natural que este sentimiento fuera tan universal. El elemento leal sentía que tenía derecho a conservar los fueros como premio a la lealtad. Los desleales se resentían de la privación de sus exenciones consagradas.

los vascos siempre han sido apátridas

41. El número total de jueces, 118, es menor que la suma de todos los presidentes, presidentes de senado y jueces, porque algunos presidentes de senado y presidentes fueron nombrados entre las filas de los jueces del tribunal.

44. El artículo 9 de la Constitución de 1850 establecía: “La propiedad es inviolable. Sólo puede limitarse o embargarse en función del bien público, determinado por procedimientos previos o, en casos de emergencia, por lo menos por la determinación preliminar de la indemnización, y si se indemniza de acuerdo con la ley”. El pasaje pertinente del ALR, § 65, Tit. 8, Th. I, dispone: “Como cuestión general [in der Regel], todo propietario tiene pleno derecho [wohl befugt] a construir edificios en su propiedad inmobiliaria o a realizar reformas en sus edificios”.

apoyo al independentismo vasco

El fin de los fueros vascos en España fue un proceso que culminó en el periodo que va desde la Primera Guerra Carlista (1833-1840) hasta las consecuencias de la Tercera Guerra Carlista (1876-1878). Con ello se puso fin al estatus de soberanía unido a la lealtad a la Corona de Castilla que durante siglos tuvieron los distintos territorios vascos. En el País Vasco francés, la autonomía fue suprimida bruscamente durante la Revolución Francesa (a partir de 1790).

A la pérdida de los fueros siguió el Concierto Económico Vasco (1878), un periodo de paz inestable con ocasionales levantamientos populares, como la Gamazada centrada en Navarra, y la aparición del nacionalismo vasco.

El Abrazo de Bergara mostraba una intrincada redacción, por la que el general Baldomero Espartero recomendaba encarecidamente al gobierno español que respetara las leyes e instituciones vascas, dejando un amplio margen de interpretación en su elaboración. El gobierno central de Madrid estaba controlado por una mayoría progresista, que se oponía a la autonomía vasca, impulsando a su vez una frase adicional a su ratificación, “con el debido respeto a la unidad constitucional de la Monarquía” (octubre de 1839). Se trataba de una modificación del acuerdo alcanzado en Bergara meses antes.

la minería vasca

El fin de los fueros vascos en España fue un proceso que culminó en el periodo que va desde la Primera Guerra Carlista (1833-1840) hasta las consecuencias de la Tercera Guerra Carlista (1876-1878). Con ello se puso fin al estatus de soberanía unido a la lealtad a la Corona de Castilla que durante siglos tuvieron los distintos territorios vascos. En el País Vasco francés, la autonomía fue suprimida bruscamente durante la Revolución Francesa (a partir de 1790).

A la pérdida de los fueros siguió el Concierto Económico Vasco (1878), un periodo de paz inestable con ocasionales levantamientos populares, como la Gamazada centrada en Navarra, y la aparición del nacionalismo vasco.

El Abrazo de Bergara mostraba una intrincada redacción, por la que el general Baldomero Espartero recomendaba encarecidamente al gobierno español que respetara las leyes e instituciones vascas, dejando un amplio margen de interpretación en su elaboración. El gobierno central de Madrid estaba controlado por una mayoría progresista, que se oponía a la autonomía vasca, impulsando a su vez una frase adicional a su ratificación, “con el debido respeto a la unidad constitucional de la Monarquía” (octubre de 1839). Se trataba de una modificación del acuerdo alcanzado en Bergara meses antes.

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