Politica monetaria no convencional

herramientas de política monetaria no convencionales: un análisis entre países

En períodos de crisis económica extrema, las herramientas tradicionales de política monetaria pueden dejar de ser eficaces para alcanzar sus objetivos. La política monetaria no convencional, como la relajación cuantitativa, puede emplearse entonces para impulsar el crecimiento económico y estimular la demanda.

Cuando la economía de un país se “sobrecalienta” -creciendo rápidamente hasta el punto de que la inflación aumenta hasta niveles peligrosos- el banco central promulgará una política monetaria restrictiva para endurecer la oferta monetaria. De este modo, se reduce la cantidad de dinero en circulación y también el ritmo de entrada de nuevo dinero en el sistema.

El aumento del tipo de interés objetivo encarece el dinero y aumenta los costes de los préstamos, reduciendo la demanda de efectivo y de instrumentos de caja. El banco puede aumentar el nivel de reservas que los bancos comerciales y minoristas deben mantener a mano, limitando su capacidad de generar nuevos préstamos. El banco central también puede vender bonos del Estado de su balance en el mercado abierto, cambiando esos bonos por dinero en circulación.

límite inferior cero

Discurso de Isabel Schnabel, miembro del Comité Ejecutivo del BCE, en la tercera conferencia anual organizada por el European Fiscal Board sobre “High Debt, Low Rates and Tail Events: Rules-Based Fiscal Frameworks under Stress”.

Años de presiones moderadas sobre los precios han hecho que el fantasma de la baja inflación se arraigue en las expectativas de los ciudadanos. Teniendo en cuenta que los mercados financieros creen que los tipos de interés reales permanecerán en territorio negativo en un futuro previsible, los inversores privados parecen albergar serias dudas sobre la capacidad de la economía de la zona del euro para trazar una senda sostenible hacia un mayor crecimiento nominal.

En mis observaciones de esta mañana, argumentaré que la experiencia de la última década nos obliga a pensar de forma diferente sobre la combinación óptima de políticas en las proximidades del límite inferior efectivo. En particular, el hecho de que la baja inflación prevalezca a medio plazo dependerá no sólo de la política monetaria, sino también de las decisiones que tomen los responsables de la política fiscal, incluso en el aspecto estructural.

reglas de política monetaria convencionales y no convencionales

En períodos de crisis económica extrema, las herramientas tradicionales de política monetaria pueden dejar de ser eficaces para alcanzar sus objetivos. La política monetaria no convencional, como la flexibilización cuantitativa, puede emplearse entonces para impulsar el crecimiento económico y estimular la demanda.

Cuando la economía de un país se “sobrecalienta” -creciendo rápidamente hasta el punto de que la inflación aumenta hasta niveles peligrosos- el banco central promulgará una política monetaria restrictiva para endurecer la oferta monetaria. De este modo, se reduce la cantidad de dinero en circulación y también el ritmo de entrada de nuevo dinero en el sistema.

El aumento del tipo de interés objetivo encarece el dinero y aumenta los costes de los préstamos, reduciendo la demanda de efectivo y de instrumentos de caja. El banco puede aumentar el nivel de reservas que los bancos comerciales y minoristas deben mantener a mano, limitando su capacidad de generar nuevos préstamos. El banco central también puede vender bonos del Estado de su balance en el mercado abierto, cambiando esos bonos por dinero en circulación.

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La política monetaria convencional ha consistido en que los bancos centrales modifiquen un objetivo de tipo de interés a corto plazo – su tipo de interés oficial – para alcanzar sus objetivos económicos. El tipo de interés oficial influye en otros tipos de interés de la economía (como los tipos de interés de los préstamos a la vivienda o a las empresas, y los tipos de interés de las cuentas de ahorro). Los cambios en estos tipos de interés afectan al coste de los préstamos y a la recompensa del ahorro, al tipo de cambio y a los precios de algunos activos. Esto influye en las decisiones de los ciudadanos de invertir o consumir, lo que en última instancia afecta a la actividad económica. Por consiguiente, al modificar los tipos de interés, la política monetaria convencional ayuda a un banco central a alcanzar sus objetivos en aspectos como la demanda agregada, el empleo y la inflación. La subida de los tipos de interés frena el crecimiento de la demanda agregada y del empleo y ejerce una presión a la baja sobre la inflación. Por el contrario, bajar los tipos de interés estimula el crecimiento de la demanda agregada y del empleo y presiona al alza la inflación.

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