Produccion de carbon en españa

Minero del carbón – pista de crucigrama

La industria del carbón en España está en declive desde finales de los años 90, impulsada por factores económicos externos, la política interna y los mandatos de la Unión Europea. El empleo en las minas de carbón se ha reducido de 45.000 en 1990 a unos 1.700 en la actualidad. Sin embargo, con la minería muy concentrada en unas pocas ciudades y regiones, la transición ha provocado dificultades económicas. La Estrategia de Transición Justa 2019 de España, que forma parte de un esfuerzo más amplio de descarbonización, esboza un proceso estructurado y participativo para proteger a los mineros del carbón (y a los trabajadores de las centrales eléctricas) y planificar el futuro económico de las regiones carboneras. Dado que la mayoría de los puestos de trabajo en el sector del carbón ya han desaparecido, la iniciativa aborda sobre todo las consecuencias de los cierres de minas anteriores, y no está claro cómo se financiarán algunos proyectos.

La producción y el empleo en la industria del carbón en España han disminuido en los últimos 30 años, impulsados por múltiples factores, como el compromiso de la UE de lograr la neutralidad climática para 2050, el apoyo público a la acción climática, el exceso de capacidad de la red eléctrica y la mejora económica de las energías renovables. Muchas de las minas de carbón españolas han sido durante mucho tiempo poco competitivas y han dependido de las subvenciones financiadas por los contribuyentes, que costaron 22.000 millones de euros (29.200 millones de dólares) entre 1992 y 2014.

Asturias, españa

El país es muy dependiente del petróleo y el gas fósil importados. Tuvo una dependencia global de las importaciones del 73,9% en 2017, muy por encima de la media de la UE del 55,1%. Esto supone una carga para la economía española al aumentar su déficit comercial y su endeudamiento exterior. La producción de energía primaria de España fue de 48,6 Mtce en 2018, sobre todo nuclear – sólo el 2,3% provino de la producción de carbón autóctono.

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El único recurso energético convencional significativo que posee España es el carbón, con un total de 4 550 millones de toneladas, incluidas unas reservas accesibles de 1 187 millones de toneladas.    En 2018, el carbón cubrió el 7,8% de la demanda energética del país:    2,5 millones de toneladas de producción nacional y 15,8 millones de toneladas de carbón importado.    El petróleo, el gas fósil y la energía nuclear son las otras fuentes de energía principales, y la eólica y la solar aportan el 5,9% del suministro total de energía primaria.    Sin embargo, después de una década de crecimiento, la energía eólica y solar han estado en declive desde su pico de 2013.

La electricidad producida en 2018 provino principalmente de fuentes convencionales: la energía nuclear con 55,6 TWh brutos (20,3%), seguida del gas fósil 57,1 TWh (20,8%), la eólica 50,8 TWh (18,6%), la hulla 39,3 TWh (14,4%) y la hidráulica que tuvo un buen año con 36,8 TWh (13,4%).    La energía solar, la eólica y otras fuentes de energía renovables representaron el 38,6% de la generación de electricidad en 2018.    El carbón autóctono alimentó alrededor del 2% de la generación.

Producción de carbón de ucrania en 2020

El país es muy dependiente del petróleo y el gas fósil importados. Tuvo una dependencia global de las importaciones del 73,9% en 2017, muy por encima de la media de la UE del 55,1%. Esto supone una carga para la economía española al aumentar su déficit comercial y su endeudamiento exterior. La producción de energía primaria de España fue de 48,6 Mtce en 2018, sobre todo nuclear – sólo el 2,3% provino de la producción de carbón autóctono.

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El único recurso energético convencional significativo que posee España es el carbón, con un total de 4 550 millones de toneladas, incluidas unas reservas accesibles de 1 187 millones de toneladas.    En 2018, el carbón cubrió el 7,8% de la demanda energética del país:    2,5 millones de toneladas de producción nacional y 15,8 millones de toneladas de carbón importado.    El petróleo, el gas fósil y la energía nuclear son las otras fuentes de energía principales, y la eólica y la solar aportan el 5,9% del suministro total de energía primaria.    Sin embargo, tras una década de crecimiento, la energía eólica y la solar han estado en declive desde su pico de 2013.

La electricidad producida en 2018 provino principalmente de fuentes convencionales: la energía nuclear con 55,6 TWh brutos (20,3%), seguida del gas fósil 57,1 TWh (20,8%), la eólica 50,8 TWh (18,6%), la hulla 39,3 TWh (14,4%) y la hidráulica que tuvo un buen año con 36,8 TWh (13,4%).    La energía solar, la eólica y otras fuentes de energía renovables representaron el 38,6% de la generación de electricidad en 2018.    El carbón autóctono alimentó alrededor del 2% de la generación.

Noruega sólo transición

España tiene una larga tradición en la minería del carbón, al menos desde el siglo XVIII. Sin embargo, también es una de las jurisdicciones que se ha comprometido a eliminar las subvenciones y lo ha llevado a cabo en los últimos tiempos. Este estudio de caso analiza las principales características de la transición del carbón en España, los factores que influyeron en esta transición, así como las políticas que la impulsaron y que acompañaron sus efectos socioeconómicos perjudiciales para los trabajadores y las regiones.El análisis se basa en una investigación de escritorio de los documentos pertinentes, incluyendo las comunicaciones oficiales del Ministerio de Industria (MINETUR) y la Comisión Europea, así como las declaraciones de posición de la asociación de la industria (CARBUNIÓN) y los sindicatos (UGT y CCOO). También se han consultado documentos sobre el carbón nacional de otras instituciones (Fundaciones, ONG). Por último, se ha realizado un análisis de artículos en los medios de comunicación. Este contiene declaraciones útiles de diferentes tipos de actores.

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En este país se ha experimentado una fuerte reducción de la producción y el empleo en la industria del carbón al menos en las dos últimas décadas. Los sucesivos planes del gobierno han tenido como objetivo la reducción de la producción de carbón, la jubilación anticipada de los trabajadores y el cierre de las minas. Atrapado en medio de la coalición minera, por un lado, y de la legislación de la UE y la opinión pública, por otro, el gobierno ha tenido que aprobar medidas drásticas que conducen a la retirada progresiva. Por otro lado, ha intentado acompañar la retirada con medidas que han tratado de mitigar el impacto negativo en las zonas afectadas, aunque la eficacia en este contexto ha sido limitada según muchos interesados.

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