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Francisco Rosell valora el preacuerdo de Gobierno
El estudio, realizado por las investigadoras Lorena Cano (Universidad de Valencia) y María Díez y Cristina Renedo (Universidad de Valladolid), todas ellas del grupo de investigación Mediaflows, concluye que la desinformación fue un elemento continuo durante la campaña electoral de abril de 2019 en varios canales y grupos de seguidores de VOX en Telegram. La investigación, publicada en la Revista de Comunicación Miguel Hernández, destaca también que los temas preferidos por los seguidores de VOX para desinformar estaban relacionados con cuestiones como el aborto, la inmigración o las armas.
Mientras que los canales oficiales de VOX tuvieron muy poca actividad durante la campaña y sus mensajes sólo buscaban difundir los mítines de Santiago Abascal, en los canales y grupos no oficiales de la formación ultraderechista la desinformación fue una constante diaria, con mensajes contrarios al feminismo, la migración o el independentismo, compartiendo contenidos engañosos y manipulados.
Los usuarios de estos grupos, según los investigadores, no eran conscientes de que estaban siendo afectados por la desinformación, sino que pensaban que era el sistema mediático el que quería boicotearlos. Los mensajes intentaban desacreditar al adversario y reforzar la ideología del partido.
DIRECTO: Rueda de prensa Comité de Acción Política de VOX
Carlos Conde Solares no trabaja, asesora, posee acciones ni recibe financiación de ninguna empresa u organización que pueda beneficiarse de este artículo, y no ha revelado ninguna afiliación relevante más allá de su nombramiento académico.
En vísperas de unas elecciones en España en las que una gran parte de los votantes aún están indecisos, un partido está causando un gran revuelo. Vox hace campaña en gran medida con una propuesta antiseparatista, proponiendo la recentralización de poderes a Madrid tras décadas de devolución a los poderes regionales.
Su irrupción en la escena no puede explicarse combinando tópicos sobre un retorno franquista. Lo que ocurre en España no se parece al euroescepticismo populista y antiinmigración de moda en otros lugares. Abundan las comparaciones con las campañas del Brexit y de Trump, pero estas solo ofrecen explicaciones engañosas para un fenómeno que está firmemente arraigado en un asunto interno español: la crisis catalana de 2017.
Desde fuera, el auge de Vox parece típico de la atomización política que siguió a la prolongada crisis sistémica de 2008. Sin embargo, en España, esa brecha ya fue tapada por Podemos, el partido antiausteridad que surgió de los movimientos de protesta de hace una década. La historia de Vox es muy diferente. El partido se creó en 2013, pero no tomó vuelo hasta 2018, justo después del referéndum catalán.
Una diputada de Vox resulta herida durante un mitin en Sestao
Fundado en 2013 por Santiago Abascal -un vasco de 42 años que se enorgullece de tradiciones como la tauromaquia, la caza y la portación de una pistola Smith and Wesson-, Vox forma ahora parte del establishment político del país tras obtener casi el 11% de los votos y 12 escaños en las elecciones regionales. Su plan para la región se denomina “reconquista” de España, en alusión al periodo de la Reconquista, cuando los reinos cristianos recuperaron territorios controlados por los musulmanes en toda la Península Ibérica en la Edad Media.
Tras varias semanas de intensas negociaciones, los dos principales partidos de España -el conservador Partido Popular y el centro-derecha y pro-empresarial Ciudadanos, que obtuvieron el 20 y el 18 por ciento de los votos respectivamente- llegaron a un acuerdo con Abascal que convertirá al gobierno regional andaluz en el más radical no sólo de España, sino también de otras naciones europeas ya sometidas a un gobierno nacionalista de derechas.
Al igual que la Liga Norte en Italia, la Agrupación Nacional en Francia y Alternativa para Alemania, Vox también quiere cerrar mezquitas, levantar muros y deportar inmigrantes. Aunque el partido’
El diputado médico de VOX explica qué medias urgentes hay
Rubén Ramos Antón es profesor ayudante en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Castilla-La Mancha. Doctor en Información y Documentación por la Universidad de Zaragoza (2016), Máster en Periodismo de Investigación, Datos y Visualización (UNIR, 2018) y en Sociedad de la Información y el Conocimiento (UOC, 2011). Entre sus líneas de investigación se encuentra el análisis del impacto de las tecnologías de la información en la sociedad, así como los efectos de la revolución tecnológica en la información. En los últimos años ha publicado numerosos trabajos (artículos académicos, capítulos de libros, etc.) sobre este ámbito. Como profesional de la comunicación, su trayectoria le ha llevado a diversos medios de comunicación e instituciones (públicas y privadas) de la Comunidad Autónoma de Aragón durante los últimos veinte años. También es miembro del Grupo de Investigación en Comunicación Pública: Poder, Derecho y Mensaje (COMPUBLIC).
Este escenario de una posible pandemia de consecuencias imprevisibles para la humanidad había sido anticipado durante años por la comunidad científica (Williams, 2014), que también hablaba de los efectos que podría tener en un mundo interconectado (Cooper, 2006).
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