Ultimas empresas en salir de cataluña

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Cataluña es un objeto frágil. Como en muchos otros lugares, la historia ha ensamblado fragmentos sin llegar a fundirlos del todo, dejando cicatrices que recuerdan el esfuerzo necesario para unir lo diverso. Estas cicatrices exigen una atención especial porque, a diferencia de las sociedades en las que las heridas que las produjeron son antiguas y están casi olvidadas, en Cataluña muchas de las heridas todavía supuraban hace apenas unas décadas. Como lo hacen ahora. Desde hace meses, corremos el riesgo de desgarrarlas.
A lo largo del siglo XX confluyeron en Cataluña varias corrientes migratorias que atrajeron, en varias oleadas, a grandes grupos humanos procedentes de otras regiones españolas. Su llegada suscitó recelos y temores en algunos círculos políticos y élites intelectuales locales. El demógrafo Josep Antoni Vandellós fue, en los años treinta, uno de los primeros en expresar su preocupación por los peligros de la inmigración como elemento de descatalanización e inestabilidad social. Muy influido por las ideas de la eugenesia y por el clima de malestar social que existía en Cataluña durante el primer tercio del siglo, propuso medidas de fomento de la natalidad y el uso de la política urbanística para canalizar la inevitable afluencia de personas que llegaban a una región en rápida industrialización y dispersarlas por el territorio. También abogó por la aplicación de políticas de “inmersión cultural”. El temor al efecto diluyente de la inmigración se manifiesta de diferentes maneras en décadas más recientes. Algunos analistas lo ven en la obsesión de Jordi Pujol por establecer estructuras de poder que aseguraran la preeminencia de la cultura catalana. Esta influencia es más clara en líderes nacionalistas que no ocultaron sus ideas xenófobas, como Heribert Barrera.

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“No es dramático, ni se esperaba que lo fuera, pero es un cambio”, dice.Un cambio de domicilio social no implica necesariamente un traslado general de personal, de producción o de todas las oficinas. Sin embargo, en muchas ocasiones ha ido acompañado de un traslado de domicilio fiscal que implica que un grupo de directivos debe cambiar de ubicación.En cuanto al pago de impuestos, el cambio de domicilio no tiene un impacto directo en la economía española en cuanto a los impuestos de sociedades, que son recaudados por la Administración del Estado.Pero la fuga de miles de empresas a otras regiones sería un golpe masivo para la hipotética Agencia Tributaria catalana que proponen los políticos secesionistas.
El Banco Sabadell, el cuarto grupo bancario español, decidió el 5 de octubre cambiar su domicilio social a Alicante, en el sureste de España, poniendo fin a una historia de 130 años de asociación con Cataluña. Ese día se supo que el Gobierno estaba preparando la autorización para que las empresas puedan trasladar su domicilio social sin la aprobación del consejo de administración.La norma, que en la práctica agiliza el cambio de domicilio, fue aprobada al día siguiente en el Consejo de Ministros.Ese mismo día, 6 de octubre, Caixabank, el segundo banco español por activos, anunció el traslado de su domicilio social a Valencia. Esa misma tarde, Gas Natural tomó la misma decisión, trasladando su domicilio social a Madrid.

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Perfil de Investigación, Desarrollo e InnovaciónRTDI: El gasto en investigación y desarrollo (I+D) crecía rápidamente en Cataluña hasta 2008, cuando la crisis económica golpeó al país. Tuvieron que pasar cuatro años hasta que la situación cambió y las cifras empezaron a aumentar de nuevo. En 2017, el gasto en I+D alcanzó los 3.300 millones de euros, superando la barrera de los 3.000 millones. Esto representa el 1,48% del PIB regional; un gasto significativamente mayor en comparación con el 1,21% de España, pero inferior a la media de la UE del 2,08% (Eurostat, 2020). Según el INE, el gasto en I+D por sectores en 2018 estuvo compuesto por:
Cataluña apuesta por la inversión en I+D+i, tanto desde el sector público como desde el privado. Por parte del Gobierno, iniciativas como el Pacto Nacional por la Investigación y la Innovación (PNRI), el Acuerdo Estratégico por la Internacionalización o la Calidad de la Ocupación y la Competitividad de la Economía Catalana son una buena muestra del espíritu y el esfuerzo que está llevando a cabo Cataluña para avanzar hacia una economía puntera en materia de I+D+i. No obstante, el seguimiento de la Estrategia de Investigación e Innovación para la Especialización Inteligente de Cataluña (RIS3CAT) indicó algunos retos relacionados con: los ambiciosos instrumentos de apoyo a la investigación y a la innovación colaborativa, con el objetivo de articular el sistema y los distintos agentes; la agilidad, flexibilidad y adaptabilidad que requiere el tejido productivo y el sistema de investigación e innovación; los procesos y requisitos altamente inflexibles (derivados de la normativa de subvenciones y fondos); una relativa interpretación restrictiva de estos procesos por parte de las unidades fiscalizadoras; un contexto político y económico que ha dificultado la cofinanciación de las actuaciones por parte de las administraciones públicas (Monitoratge de la RIS3CAT, 2020).

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La salida de grandes empresas de Cataluña ha sido noticia y estos movimientos están influyendo, sin duda, en el confuso “procés” hacia la independencia liderado por el Gobierno catalán. Se discute mucho sobre la posibilidad de retorno y las consecuencias en la economía de Cataluña (recomiendo este artículo). Por eso es fundamental entender qué es el domicilio social y su importancia.
Algunos dicen que es un cambio de dirección postal. Y lo es: el domicilio social es la dirección oficial de una empresa: aparece en sus Estatutos, en su registro y en sus documentos y facturas. Permite a cualquier socio o tercero saber dónde contactar con la empresa.
Pero es mucho más que eso. El domicilio social también determina la nacionalidad de la empresa (artículo 8 de la Ley de Sociedades Anónimas o LSC). Esta es la razón esencial de los recientes cambios: si Cataluña se independiza de hecho, las empresas con domicilio social en Cataluña cambiarían de nacionalidad. Como según los Tratados de la UE la independencia implicaría que Cataluña dejaría de formar parte de la UE, las empresas quedarían automáticamente excluidas del mercado único europeo. No se beneficiarían del derecho a la libertad de establecimiento consagrado en los artículos 49 y 54 del Tratado. Cualquier exportación al resto de España o a la Unión Europea estaría sujeta a aranceles y otras restricciones; cualquier servicio tendría que ser autorizado. Supondría un grave problema para cualquier empresa que tenga una actividad significativa en el resto de España o en los países de la UE.

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