Colección de monedas de peseta españolas (2018)

El 21% de los españoles afirma que le gustaría volver a la peseta, la moneda del país hasta que se pasó al euro en 2002, según la encuesta de Metroscopia que publica el diario El País.

El desencanto con la moneda común ha crecido en España y otros países miembros debido a la crisis de la deuda soberana europea, y algunos economistas argumentan que el abandono del euro podría ayudar a las naciones con problemas económicos a impulsar su competitividad y facilitarles el pago de sus deudas.

Pero otros economistas advierten que los costes de abandonar el euro serían mayores que los beneficios, ya que probablemente provocaría un colapso en el sistema bancario y la explosión de la inflación en una nación que tomara esa medida.

Pero muchos inversores y analistas creen que no hay duda de que España, que se enfrenta a unos 30.000 millones de euros en pagos de deuda en octubre, se verá obligada a pedir un rescate en toda regla para su economía.

Eli Fantasy – La Peseta (Video Oficial)

El nombre de la moneda proviene de peceta, forma catalana diminutiva de la palabra catalana peça (que significa pieza) o del español peso (peso, utilizado como sinónimo de moneda)[2] La palabra peseta se conoce ya en 1737 para referirse coloquialmente a la moneda que vale 2 reales provinciales o 1⁄5 de peso[3] Las monedas denominadas en “pesetas” se emitieron brevemente en 1808 en Barcelona bajo la ocupación francesa; véase peseta catalana.

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Tradicionalmente, nunca hubo un único símbolo o carácter especial para la peseta española. Las abreviaturas más comunes eran “Pt”, “Pta”, “Pts” y “Ptas”; una forma común de representar cantidades de pesetas en la imprenta era utilizando letras superiores: “Pta” y “Pts”.

Cuando se diseñó el primer IBM PC en 1980, se incluyó un “símbolo de peseta” “Pts” en la ROM del hardware de las tarjetas de salida de vídeo Monochrome Display Adapter (MDA) y Color Graphics Adapter (CGA), con el número de código 158. Este cuadro de caracteres original se convirtió posteriormente en la página de códigos 437 de MS-DOS. Algunos programas de hojas de cálculo para PC bajo MS-DOS, como Lotus 1-2-3, emplearon este carácter como símbolo de peseta en sus ediciones en español. Las posteriores páginas de códigos internacionales de MS-DOS, como la página de códigos 850 y otras, desaprovecharon este carácter en favor de otros caracteres nacionales.

Pesetas españolas / Monedas de euro | ESPAÑA – EUROPA

Peseta es un hombre muy grande y jorobado, de complexión enfermiza y con tatuajes de rayos por todo el torso. Tiene el pelo rubio y lleva tatuada la Jolly Roger de la Alianza Pirata de Plata en el brazo izquierdo. Lleva pantalones verdes con una “S” en el cinturón y botas negras altas, tiene un látigo en el cinturón, un pequeño Den-Den Mushi cerca de su oreja derecha, así como dos cañones atados a su espalda[2].

Peseta es fácilmente excitable, y celebra cuando sucede algo que le gusta, a veces excesivamente. Parece tener una especial predilección por decir la palabra “Increíble” (palabras S en japonés) y bailar durante esos momentos. Es cruel con sus enemigos, pero a menudo se centra tanto en ellos que se despreocupa de su entorno. También disfruta deleitándose con la humillación de sus enemigos y burlándose de ellos por ello después[3][4].

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Peseta es un luchador muy estratégico, que desarrolla múltiples planes para derrotar a sus enemigos. Se asegura de conocer a sus enemigos y sus puntos débiles para poder explotarlos. Normalmente, ataca a sus enemigos en una formación estratégica con sus hombres en lugar de luchar uno a uno[4].

Una Peseta

Discurso de Eugenio Domingo Solans, Miembro del Consejo de Gobierno y del Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo, pronunciado en la Conferencia organizada por el Colegio de Economistas de Madrid, Casino de Madrid, 28 de febrero de 2002.

Compañeros economistas de Madrid, nos hemos reunido aquí esta noche para despedirnos de la peseta y, con ello, rendirle el homenaje que se merece. Quiero agradecer al Colegio de Economistas, y en particular a su Presidente, Manuel Lagares, que me haya invitado a ser el maestro de ceremonias de este feliz acto. Utilizo la palabra “feliz” porque la peseta, al fin y al cabo, se ha ido a “un lugar mejor”, y esto lo digo sin ánimo de faltar al respeto.

En efecto, ¿qué mejor destino puede tener una moneda europea que terminar sus días formando parte del euro, nuestra gran moneda internacional, a la que la peseta ha transmitido una valiosa y positiva experiencia? Una larga vida, una muerte natural anunciada y el mejor de los herederos. No creo que se pueda pedir más.

No sería de buen gusto, por mi parte, que les hablara hoy del euro. Cuando se rinde homenaje a alguien, es esa persona, y no sus sucesores o herederos, la que es objeto de cualquier discurso. Además, cuanto menos se hable de una moneda en uso, mejor, y, tras el inevitable revuelo causado por su exitosa introducción en la economía europea, el euro ha entrado en una fase de silencio que es el mejor exponente de la normalidad monetaria. Para una moneda, el silencio es un aplauso. Así pues, dejemos al euro en paz y tranquilidad y hablemos de nuestra peseta.

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