Actividades inteligencia emocional primaria

En el corazón del liderazgo…

La inteligencia emocional incluye la capacidad de reconocer y gestionar los estados de ánimo y las emociones en situaciones del mundo real. Considerada el punto de partida del desarrollo de las habilidades sociales y emocionales, la inteligencia emocional también puede predecir el éxito académico futuro.

Otras diapositivas son abiertas y preguntan a los alumnos qué llena -o qué vacía- sus cubos metafóricos. Cuando realicé esta actividad con mis alumnos durante la instrucción a distancia, las respuestas fueron muy variadas. Algunos expresaron su gratitud por los amigos y la familia, mientras que otros compartieron sus incertidumbres. De hecho, agradecían que les hubiera preguntado.  Después de que los estudiantes se registraran, tuvo lugar un debate sobre las estrategias de autocuidado.

El Medidor de Estado de Ánimo es una herramienta de comprobación de emociones similar a la Rueda de Sentimientos, pero con una intención ligeramente diferente. El objetivo es que las personas -no sólo los niños- se conviertan en lo que el fundador del Centro de Inteligencia Emocional de Yale, Marc Brackett, llama “científicos de las emociones”. En su popular libro Permission to Feel (Permiso para sentir), Brackett escribió: “Un científico de las emociones tiene la capacidad de detenerse incluso en los momentos más estresantes y preguntarse: ¿A qué estoy reaccionando? Podemos aprender a identificar y comprender todos nuestros sentimientos, integrales e incidentales, y luego responder de forma útil y proporcionada, una vez que adquirimos habilidades emocionales.”

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El libro de los sentimientos

La inteligencia emocional en los niños es una habilidad que requiere práctica, ejemplo y más práctica para su desarrollo. Para todos nosotros, la inteligencia emocional puede ser una habilidad continua que repercute en las habilidades socioemocionales, en las relaciones y en el funcionamiento en las tareas cotidianas. Aquí estamos

Para los que criamos niños y trabajamos con ellos, está claro que necesitan algo más que “inteligencia de libro” para desenvolverse en el complejo mundo en el que crecen. Durante mucho tiempo, el cociente intelectual o CI emocional fue el único punto de referencia para medir el potencial de los niños y predecir su rendimiento.

En tiempos más recientes, los estudiosos del desarrollo y la psicología se dieron cuenta de que había otras habilidades necesarias para alcanzar el éxito en el mundo. Uno de estos conjuntos de habilidades se ha conocido como Inteligencia Emocional.

La inteligencia emocional se describe como la capacidad de comprender y gestionar las propias emociones y de entender las emociones de quienes nos rodean. El concepto de inteligencia emocional, también conocido como cociente emocional o EQ, se desarrolló en la década de 1990 y ha ganado una amplia aceptación en los últimos años.

Actividades de inteligencia emocional para estudiantes

Enseñar a los niños la inteligencia emocional es un proceso continuo integrado en sus actividades cotidianas. Para empezar este proceso, primero inicie reuniones familiares para que sus hijos sepan lo que están haciendo y por qué.    Establezca un día y una hora específicos que sean fáciles de realizar. Evite reprogramar esta reunión, sobre todo al principio.    En primer lugar, explica a tus hijos la inteligencia emocional y dales ejemplos.    En segundo lugar, describa las diferentes emociones y sentimientos.    Haz que tus hijos participen. Cread juntos una lista de 10 o 15 de las emociones más comunes.    Haga una lista para todos e incluso coloque una en la nevera. En tercer lugar, prepara el escenario para que todos participen en la identificación de sus emociones a lo largo de la semana.    Atención, tómatelo con calma y durante un par de semanas acostúmbrate a identificar, sentir y pensar en las emociones.

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Actividades de inteligencia emocional para preescolares

Todas las mañanas, la Sra. Mitchell piensa en cómo sus sentimientos afectarán a su labor docente. Si se siente frustrada o abrumada cuando llega a la escuela, respira hondo y elabora un plan para gestionar sus emociones, de modo que pueda comprometerse plenamente con sus alumnos y profesores. Saluda a los niños y a las familias cuando entran por la puerta y les pregunta cómo se sienten. A lo largo del día, los niños utilizan un medidor de estado de ánimo para reconocer sus sentimientos. La Sra. Mitchell también utiliza el medidor de estado de ánimo para hablar con los niños sobre sus propios sentimientos, sobre cómo se sienten los personajes de los libros, sobre qué ha provocado sus sentimientos y sobre cómo cambian las emociones de los personajes a lo largo de una historia. De muchas maneras diferentes, la Sra. Mitchell modela la inteligencia emocional y apoya su desarrollo en sus alumnos.

La inteligencia emocional es un conjunto de habilidades asociadas a la supervisión de las emociones propias y ajenas, y a la capacidad de utilizar las emociones para guiar el pensamiento y las acciones propias (Salovey y Mayer 1990). Las emociones influyen en nuestra atención, memoria y aprendizaje, en nuestra capacidad para establecer relaciones con los demás y en nuestra salud física y mental (Salovey y Mayer, 1990). El desarrollo de la inteligencia emocional nos permite gestionar las emociones con eficacia y evitar que nos descarrile, por ejemplo, un arrebato de ira.

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