Definicion de escucha activa

técnicas de escucha activa

La escucha activa es la práctica que consiste en prepararse para escuchar, observar los mensajes verbales y no verbales que se envían y, a continuación, proporcionar la información adecuada para demostrar que se está atento al mensaje que se presenta[1] Esta forma de escuchar transmite un entendimiento mutuo entre orador y oyente. El orador recibe la confirmación de que su punto de vista es eficaz, y el oyente absorbe más contenido y comprensión al estar involucrado. La escucha activa fue introducida por Carl Rogers y Richard Farson[2].

Carl Rogers y Richard Farson acuñaron el término “escucha activa” en 1957 en un artículo del mismo título (reimpreso en 1987 en el volumen Communicating in Business Today). La práctica de la escucha activa también puso de relieve el concepto de Rogers (1980) de tres condiciones facilitadoras para un asesoramiento eficaz: empatía, autenticidad y consideración positiva incondicional[2]: “La escucha activa es una forma importante de provocar cambios en las personas. A pesar de la noción popular de que escuchar es un enfoque pasivo, las pruebas clínicas y de investigación muestran claramente que la escucha sensible es un agente muy eficaz para el cambio de la personalidad individual y el desarrollo del grupo. La escucha provoca cambios en las actitudes de las personas hacia sí mismas y hacia los demás; también provoca cambios en sus valores básicos y en su filosofía personal. Las personas que han sido escuchadas de esta forma nueva y especial se vuelven más maduras emocionalmente, más abiertas a sus experiencias, menos defensivas, más democráticas y menos autoritarias”[3].

qué es la escucha activa en la comunicación

Cuando nos dedicamos a escuchar, lo hacemos por muchas razones diferentes, dependiendo de los objetivos que intentemos alcanzar. Hay cuatro tipos diferentes de escucha que es esencial conocer a la hora de decidir cuál es tu objetivo como oyente.  Los cuatro tipos de escucha son: apreciativa, empática, comprensiva y crítica.  Familiarízate con estos diferentes tipos de escucha para poder fortalecer y mejorar tu capacidad de pensar críticamente y evaluar lo que has escuchado.

Cuando escuchas por apreciación, estás escuchando por placer. Piensa en la música que escuchas. Normalmente escuchas música porque la disfrutas. Lo mismo puede decirse de la escucha apreciativa cuando alguien está hablando. Algunos tipos comunes de escucha apreciativa pueden encontrarse en los sermones de los lugares de culto, en un discurso motivacional de personas a las que respetamos o tenemos en alta estima, o incluso en un cómico que nos hace reír.

Cuando escuchas con empatía, lo haces para mostrar preocupación mutua. Durante este tipo de escucha tratas de identificarte con el interlocutor comprendiendo la situación de la que habla. Te pones en el lugar del otro para entender mejor de qué está hablando. Normalmente, durante este tipo de escucha quieres estar totalmente presente en el momento o escuchar atentamente lo que dice el interlocutor. Tu objetivo durante este tiempo es centrarte en el orador, no en ti mismo. Intentas comprender desde la perspectiva del orador.

por qué es importante la escucha activa

La escucha activa es la práctica de prepararse para escuchar, observar los mensajes verbales y no verbales que se envían y, a continuación, proporcionar la información adecuada para demostrar que se está atento al mensaje que se presenta[1] Esta forma de escuchar transmite un entendimiento mutuo entre orador y oyente. El orador recibe la confirmación de que su punto de vista es eficaz, y el oyente absorbe más contenido y comprensión al estar involucrado. La escucha activa fue introducida por Carl Rogers y Richard Farson[2].

Carl Rogers y Richard Farson acuñaron el término “escucha activa” en 1957 en un artículo del mismo título (reimpreso en 1987 en el volumen Communicating in Business Today). La práctica de la escucha activa también puso de relieve el concepto de Rogers (1980) de tres condiciones facilitadoras para un asesoramiento eficaz: empatía, autenticidad y consideración positiva incondicional[2]: “La escucha activa es una forma importante de provocar cambios en las personas. A pesar de la noción popular de que escuchar es un enfoque pasivo, las pruebas clínicas y de investigación muestran claramente que la escucha sensible es un agente muy eficaz para el cambio de la personalidad individual y el desarrollo del grupo. La escucha provoca cambios en las actitudes de las personas hacia sí mismas y hacia los demás; también provoca cambios en sus valores básicos y en su filosofía personal. Las personas que han sido escuchadas de esta forma nueva y especial se vuelven más maduras emocionalmente, más abiertas a sus experiencias, menos defensivas, más democráticas y menos autoritarias”[3].

escucha activa español

La escucha activa es la práctica que consiste en prepararse para escuchar, observar los mensajes verbales y no verbales que se envían y, a continuación, proporcionar la información adecuada para demostrar que se está atento al mensaje que se presenta[1] Esta forma de escuchar transmite un entendimiento mutuo entre el hablante y el oyente. El orador recibe la confirmación de que su punto de vista es eficaz, y el oyente absorbe más contenido y comprensión al estar involucrado. La escucha activa fue introducida por Carl Rogers y Richard Farson[2].

Carl Rogers y Richard Farson acuñaron el término “escucha activa” en 1957 en un artículo del mismo título (reimpreso en 1987 en el volumen Communicating in Business Today). La práctica de la escucha activa también puso de relieve el concepto de Rogers (1980) de tres condiciones facilitadoras para un asesoramiento eficaz: empatía, autenticidad y consideración positiva incondicional[2]: “La escucha activa es una forma importante de provocar cambios en las personas. A pesar de la noción popular de que escuchar es un enfoque pasivo, las pruebas clínicas y de investigación muestran claramente que la escucha sensible es un agente muy eficaz para el cambio de la personalidad individual y el desarrollo del grupo. La escucha provoca cambios en las actitudes de las personas hacia sí mismas y hacia los demás; también provoca cambios en sus valores básicos y en su filosofía personal. Las personas que han sido escuchadas de esta forma nueva y especial se vuelven más maduras emocionalmente, más abiertas a sus experiencias, menos defensivas, más democráticas y menos autoritarias”[3].

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