Teoria del cerebro triuno

La teoría de los 3 cerebros

Disculpe, señor… Louis Cozolino es la persona que habla del cerebro de los reptiles. De acuerdo, está tratando de simplificar algo extremadamente complejo, y sabemos que los reptiles aprenden de la experiencia. Por qué ha dicho que esto es mi culpa es algo que no puedo entender.

Hola daisys. ¿De dónde sacas la impresión de que el tronco encefálico empezó con los reptiles? Los reptiles tienen un tronco encefálico (cerebro posterior + cerebro medio) y un cerebro anterior, y además bastante desarrollado. Así que lo que escribes no tiene sentido, o al menos yo no consigo entenderlo. Henry

Los sistemas complejos suelen ser altamente adaptativos, por lo que es necesario identificar este “conflicto” que necesita la “locura”. “Por la razón que sea, el cerebro triuno es un modelo que ha caído en desgracia entre los neurocientíficos.Uno de los aspectos no mencionados de este modelo de cerebro son las redes que lo unen todo. Merlin W Donald ha escrito sobre las “redes cognitivo-culturales distribuidas” en el cerebro. Éstas pueden explicar los trastornos mentales en un contexto social. Parece que es aquí donde surgen los “conflictos”.Véase. http://integral-options.blogspot.com/2010/01/merlin-donald-definition-of-human.html

Evolución del cerebro humano

El modelo tricerebral fue introducido en la década de 1960 por el médico y neurocientífico estadounidense Paul D. MacLean. Este modelo, que incluye la idea del sistema límbico como uno de los tres componentes principales del cerebro, ha sido tan aceptado que tanto “cerebro triuno” como “sistema límbico” se han convertido en lenguaje común en la psicología popular. Pero en los años transcurridos desde que MacLean introdujo estos conceptos, se han publicado varios estudios que ponen en duda ciertos aspectos de los mismos. Ha llegado el momento de revisar estos conceptos y desempolvarlos un poco.

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Una de las razones por las que el modelo tricerebral ha captado tanto la imaginación de la gente es que es muy sencillo y encaja perfectamente con una concepción muy antigua de los tres elementos básicos de la naturaleza humana: voluntad, emoción y racionalidad (o, de forma más colorida, “tripa, corazón y cabeza”). Este modelo postula tres cerebros que surgieron sucesivamente en el curso de la evolución y que ahora están anidados unos dentro de otros en el cerebro humano moderno: un “cerebro reptiliano” encargado de las funciones de supervivencia, un “cerebro límbico” encargado de las emociones y el neocórtex, encargado del pensamiento abstracto y racional.

Tres cerebros

Hace poco recibí un correo electrónico de un estudiante -de una universidad distinta a la que trabajo- en el que me pedía mi colaboración para validar un instrumento de su trabajo de grado. El estudiante proponía “describir el grado de influencia y persuasión que se puede generar a un determinado grupo de civiles, a partir de anuncios construidos en base a retratar un determinado estímulo en la mente del consumidor. Básicamente crear respuestas y comportamientos, a partir de un producto audiovisual que se dirija a cualquiera de los tres cerebros del ser humano (córtex, límbico y reptiliano)” (cursiva mía).

Me negué diplomáticamente, pero su concepción del neuromarketing me pareció tan distorsionada que me sentí obligado a escribir sobre ella. cerebro trino, un concepto que se ha vuelto terriblemente contagioso en la mente de muchas personas, incluso en el mundo académico. Y no es la primera vez que lo hago: Ya lo había cuestionado en un artículo para la revista Earring (Carvajal, 2018) donde analizaba los mitos propagados por el modelo del cerebro triuno en el ámbito educativo.

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Sistema límbico

Ciertamente, los seres humanos no sólo son únicos, sino extraordinarios. Nada más en el universo conocido ha producido arte, ciencia, tecnología o civilización. Pero nuestra historia de búsqueda de cómo, precisamente, llegamos a ser excepcionales ha conducido a menudo a la mala ciencia – y a la aceptación popular de la mala ciencia.  En ningún lugar es más claro que en la teoría enormemente popular -y totalmente errónea- llamada Hipótesis del Cerebro Triuno.

La hipótesis del cerebro triuno, desarrollada por el neurocientífico Paul MacLean entre los años 60 y 90 y ampliamente popularizada por el astrónomo Carl Sagan, afirma que tenemos un “cerebro de lagarto” bajo nuestro “cerebro de mamífero”, y que nuestro “cerebro de mamífero” está a su vez bajo nuestro cerebro primate/humano. Según esta hipótesis, la evolución del cerebro es un proceso aditivo: nuevas capas de tejido cerebral surgen sobre las antiguas, lo que lleva a una tenue pero efectiva coexistencia entre el “viejo cerebro” y el “nuevo cerebro”.

MacLean propuso su (incorrecta) teoría después de realizar unas curiosas observaciones sobre los efectos de cortar lo que denominó el “complejo reptiliano” del cerebro de un mono (llamado así porque pensaba que se parecía al tejido que constituía la mayor parte del cerebro de un reptil). Cuando MacLean extrajo esta parte del cerebro de un mono macho, éste dejó de gesticular agresivamente hacia su propio reflejo (que pensaba que era otro mono macho). Este cambio de comportamiento parecía encajar con la corazonada de MacLean de que había quitado una parte del cerebro del mono parecida a la de los reptiles, ya que pensaba que la gesticulación agresiva es un ejemplo típico de “comportamiento reptil”.

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