Valencia de los elementos de la tabla periodica

valencia de los elementos

La tabla periódica está organizada como una gran cuadrícula. Cada elemento está colocado en un lugar específico debido a su estructura atómica. Como cualquier cuadrícula, la tabla periódica tiene filas (de izquierda a derecha) y columnas (arriba y abajo). Cada fila y cada columna tienen características específicas. Por ejemplo, el magnesio (Mg) y el calcio (Mg) se encuentran en la columna dos y comparten ciertas similitudes, mientras que el potasio (K) y el calcio (Ca) de la fila cuatro comparten características diferentes. El magnesio y el sodio (Na) también comparten cualidades porque están en el mismo período (configuraciones electrónicas similares).

Aunque se salten algunas casillas entre ellas, todas las filas se leen de izquierda a derecha. Cuando miras la tabla periódica, cada fila se llama período (¿lo pillas? como tabla PERIÓDICA). Todos los elementos de un período tienen el mismo número de orbitales atómicos. Por ejemplo, todos los elementos de la fila superior (el primer período) tienen un orbital para sus electrones. Todos los elementos de la segunda fila (el segundo período) tienen dos orbitales para sus electrones. A medida que se desciende en la tabla, cada fila añade un orbital. En este momento, hay un máximo de siete orbitales para los electrones.

electrones de valencia de los 30 primeros elementos

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Dado que los electrones de valencia no están claramente definidos para los elementos del bloque d y del bloque f, al no existir un punto claro en el que una mayor ionización no sea rentable, se ha utilizado una definición puramente formal como número de electrones en la capa más externa.

valencias de los 118 elementos

Un electrón de valencia es un electrón que está asociado a un átomo y que puede participar en la formación de un enlace químico; en un enlace covalente simple, ambos átomos del enlace aportan un electrón de valencia para formar un par compartido. La presencia de electrones de valencia puede determinar las propiedades químicas del elemento y la posibilidad de que se una a otros elementos: Para un elemento del grupo principal, un electrón de valencia sólo puede estar en la capa de electrones más externa.

Un átomo con una capa cerrada de electrones de valencia (correspondiente a una configuración de electrones ^2p^6\) tiende a ser químicamente inerte. Un átomo con uno o dos electrones de valencia más que una cáscara cerrada es altamente reactivo, porque los electrones de valencia extra se eliminan fácilmente para formar un ion positivo. Un átomo con uno o dos electrones de valencia menos que una capa cerrada también es muy reactivo, porque tiende a ganar los electrones de valencia que le faltan (formando así un ion negativo), o a compartir electrones de valencia (formando así un enlace covalente).

electrones de valencia de 1 a 20 elementos

Muchos químicos se interesaron por conocer los “equivalentes químicos” de diferentes sustancias. Por ejemplo, ¿qué masa de ácido A neutraliza la base B? Estas cifras eran fáciles de medir y prácticamente útiles. ¿Pero qué pasa con los elementos? Por ejemplo, ¿qué masa del elemento A reacciona con 1 g del elemento B? Conocer estos números podía ser muy útil, pero era difícil relacionar las masas equivalentes con las masas reales de los átomos porque no se conocían las fórmulas. Había dos buenas formas de averiguarlo. Una era la hipótesis de Avogadro, basada en la ley de Gay-Lussac, que permitía a los químicos relacionar las masas equivalentes con los volúmenes equivalentes. La otra era la ley de Faraday, que medía las masas de los elementos producidas por una cantidad determinada de corriente. Sin embargo, Berzelius, que era el que más trabajaba en este problema, no creía ni en Avogadro ni en Faraday.

Las creencias de Berzelius frenaron el progreso de la ciencia durante unos 50 años. Finalmente, Cannizzaro revivió la hipótesis de Avogadro en una gran reunión de químicos en 1860. Su artículo, en el que explicaba cómo calcular los pesos moleculares, se distribuyó a todo el mundo, incluido Julius Lothar Meyer, quien escribió que cuando lo leyó “las dudas desaparecieron y un sentimiento de tranquila certeza ocupó su lugar”. La hipótesis de Avogadro permitió a los químicos calcular conjuntamente los pesos atómicos y las fórmulas. Una vez que Cannizzaro convenció a la mayoría de los químicos para que la aceptaran, éstos pudieron estudiar los pesos y las fórmulas atómicas reales.

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