Cuales son los cinco sentidos

Cuales son los cinco sentidos

5 órganos de los sentidos

Nuestros cinco sentidos -la vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato- parecen funcionar de forma independiente, como cinco modos distintos de percibir el mundo. En realidad, sin embargo, colaboran estrechamente para que la mente pueda comprender mejor su entorno. Podemos ser conscientes de esta colaboración en circunstancias especiales.

En algunos casos, un sentido puede influir de forma encubierta en el que creemos que es dominante. Cuando la información visual choca con la del sonido, la diafonía sensorial puede hacer que lo que vemos altere lo que oímos. Cuando un sentido se queda sin funcionar, otro puede suplirlo. Por ejemplo, las personas ciegas pueden entrenar su oído para que desempeñe una doble función. Las personas ciegas y sordas pueden hacer que el tacto les ayude a interpretar el habla. En el caso de algunas personas que padecen una afección llamada sinestesia, los sentidos chocan de forma espectacular para formar un mundo caleidoscópico en el que el pollo sabe a triángulos, una sinfonía huele a pan horneado o las palabras se envuelven en un halo de color rojo, verde o púrpura. (Para saber más sobre cómo los sentidos pueden cruzarse entre sí y adentrarse en un territorio inusual, véase “Edges of Perception”, de Ariel Bleicher, Scientific American Mind, marzo/abril de 2012).

ejemplos de los 5 sentidos

Nuestros sentidos nos conectan con el mundo. A través de complejos sistemas que comienzan con células que responden a estímulos físicos y envían señales a través de un laberinto de circuitos cerebrales, podemos saber -tanto de forma consciente como no- lo que ocurre a nuestro alrededor y dentro de nuestro cuerpo.

Es un proceso dinámico. El cerebro no es simplemente una estación receptora de señales sensoriales, y lo que vemos, oímos y sentimos está constantemente moldeado por emociones, recuerdos, estados de ánimo y creencias. Nuestra percepción del mundo es una creación del cerebro, y la misma sensación física puede experimentarse de forma muy diferente en distintos momentos de la vida, e incluso de un día para otro.

Tradicionalmente nos referimos a los cinco sentidos de la vista, el oído, el gusto, el olfato y el tacto, un esquema que se remonta a Aristóteles. Pero esto es una simplificación. También tenemos sistemas sensoriales que nos informan de la posición de nuestro cuerpo (y de partes del mismo), de las sensaciones viscerales, de la temperatura y del dolor, por ejemplo.1

Aunque cada sistema sensorial es único, comparten características básicas y similitudes de estructura y función. Por ejemplo, todos están aparentemente activos al nacer, aunque pueden permanecer en un estado rudimentario durante semanas o meses y seguir desarrollándose durante la infancia y la adolescencia. Todos tienen el mismo esquema neuronal básico: un órgano sensorial que convierte fenómenos físicos como la luz, el sonido o la presión en impulsos eléctricos, y haces de fibras nerviosas para llevar estos impulsos al cerebro. Los datos sensoriales suelen pasar por el tálamo, una especie de estación de conmutación situada en la parte superior del tronco cerebral, de camino a las zonas del córtex diseñadas para procesarlos: el córtex auditivo en el lóbulo temporal para la audición, por ejemplo, y el córtex visual en el lóbulo occipital para la vista. El olfato -el más antiguo de los sentidos- es una excepción: las señales van directamente de los receptores de la nariz al bulbo olfativo, en una parte más primitiva del cerebro.

percepción visual

Cuando pensamos en los sentidos humanos, pensamos en la vista, el oído, el gusto, el tacto y el olfato. Pero siempre hemos sabido que somos capaces de percibir mucho más que eso. Sin embargo, la investigación científica sigue estudiando exactamente qué es lo que percibimos.

Nuestros sentidos trabajan juntos, y lo que percibe un sentido puede manipular lo que percibe otro. Por ejemplo, cuando estamos sentados en un avión, lo que vemos cambia cuando el avión despega: la cabina frente a nosotros parece más alta, pero nada ha cambiado en nuestro campo de visión. Son nuestros canales auditivos los que nos dicen que estamos inclinados hacia atrás y esto cambia lo que vemos.

Utilizando otro ejemplo sencillo, el de una taza, nuestros ojos se presentan con una fachada, pero como la sostenemos y la sentimos, nuestro cerebro recibe más información y sabemos que es un objeto tridimensional. En este caso, nuestro sentido de la vista y nuestro sentido del tacto trabajan juntos para darnos la imagen completa.

Así es como el ejercicio puede ayudar a protegernos de la enfermedad de AlzheimerSegún las conclusiones de un estudio reciente, la actividad física altera la actividad de las células inmunitarias del cerebro, lo que reduce la inflamación en el mismo.Áine Kelly y Áine Kelly – The Conversation 06 Dic 2021

propioce

Ya en 2015 exploré cómo nuestros cinco sentidos primarios -la vista, el olfato, el gusto, el tacto y el oído- estaban siendo recreados mediante sensores. Nuestros sentidos son la forma en que navegamos por la vida: nos dan una perspectiva del entorno que nos rodea y nos ayudan a interpretar el mundo en el que vivimos. Pero también estamos limitados por el mundo sensorial. Si un sentido está disminuido, puede haber una forma de aproximar o potenciar sus efectos (como hacemos con los audífonos) o recurrir a otro sentido de forma compensatoria (como ocurre con el braille y el lenguaje de signos).

Hoy en día se están construyendo aparatos (y tecnologías IoT) que funcionan conjuntamente con las capacidades de los ojos, los oídos, la nariz, la lengua y las manos, o que las sustituyen por completo. Los receptores sensoriales pueden ser sustituidos por dispositivos microchipados que realizan las mismas funciones que estos receptores, adheridos o integrados en nuestro cuerpo.

Hay 285 millones de personas con discapacidad visual en todo el mundo y, entre ellas, 39 millones son totalmente ciegas. Los dispositivos de asistencia basados en sensores para ciegos solían tener capacidades limitadas y normalmente sólo alertaban al usuario de la presencia de obstáculos. Ahora los investigadores han desarrollado un dispositivo de asistencia portátil que permite a la persona percibir su entorno y moverse con mayor seguridad. Estos dispositivos -actualmente disponibles en forma de pulsera equipada con un sonar o un monitor de radar- utilizan ondas de frecuencia y proporcionan información mediante vibraciones o audio.

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