Atentados del 11 s

Una multitud corre para refugiarse durante los atentados del 11 de septiembre en Nueva York

El Memorial y Museo del 11-S es la principal institución del país que se ocupa de explorar el 11-S, documentar su impacto y examinar su significado permanente. Honrar a los que murieron en los atentados de 2001 y 1993 es el núcleo de nuestra misión.

Situado en el World Trade Center de Nueva York, el Museo Conmemorativo del 11-S cuenta la historia del 11-S a través de medios de comunicación, narraciones y una colección de artefactos monumentales y auténticos, presentando a los visitantes historias personales de pérdida, recuperación y esperanza.

Al proporcionar una gran cantidad de recursos educativos -incluyendo actividades para los niños en casa y el seminario web Aniversario en las Escuelas- y una variedad de programas públicos gratuitos, el Museo se esfuerza por fomentar una comprensión más profunda del impacto continuo del 11-S y el terrorismo en Estados Unidos y el mundo en general.

Una mirada a los atentados del 11-S

Los atentados del 11 de septiembre, también conocidos como el 11-S,[a] fueron una serie de cuatro ataques terroristas coordinados por el grupo terrorista islamista militante Al Qaeda[3][4][5] contra Estados Unidos en la mañana del martes 11 de septiembre de 2001. Esa mañana, cuatro aviones comerciales que viajaban del noreste de Estados Unidos a California fueron secuestrados en pleno vuelo por 19 terroristas de Al Qaeda. Los secuestradores estaban organizados en tres grupos de cinco secuestradores y un grupo de cuatro. Cada grupo contaba con un secuestrador que había recibido formación de vuelo y se hizo con el control del avión. Su objetivo explícito era estrellar cada avión contra un edificio estadounidense destacado, causando víctimas masivas y la destrucción parcial o total de los edificios objetivo. Dos de los aviones se estrellaron contra las Torres Gemelas del World Trade Center y un tercero contra el lado oeste del Pentágono. Un cuarto avión debía estrellarse contra un objetivo en Washington, D.C., pero en su lugar se estrelló en un campo cerca de Shanksville, Pensilvania, tras una revuelta de los pasajeros[6].

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Atentados del 11-S: Cobertura en directo de la CNN – 11 de septiembre de 2001 (primera parte)

Diez años después de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos se ha definido por su determinación, sus valores y la resistencia con la que ha superado esta tragedia.    Los atentados del 11 de septiembre y otros actos de terrorismo no han conseguido socavar nuestros valores ni debilitar nuestra sociedad.    Los estadounidenses siguen abrazando los valores democráticos y las libertades fundamentales, en lugar del miedo y la opresión.

Incluso cuando nos comprometemos a seguir vigilando a quienes atacan a los estadounidenses, nuestra nación puede estar justificadamente orgullosa de su respuesta a estas amenazas durante la última década.    Estados Unidos es más fuerte y más seguro que hace una década.    Diez años después del 11-S, Al Qaeda y sus afiliados, aunque siguen siendo una grave amenaza, tienen una capacidad muy reducida para atacar el país.    Como resultado de las acciones ofensivas en el exterior y de las medidas de seguridad vigilantes en el interior, el gobierno de Estados Unidos ha reducido la capacidad de los terroristas para perpetrar ataques espectaculares en suelo americano.

Por su parte, el departamento ha mejorado su capacidad para identificar, penetrar y desmantelar complots terroristas como resultado de una serie de reformas estructurales; el desarrollo de nuevas herramientas de inteligencia y de aplicación de la ley; y una nueva mentalidad que valora el intercambio de información y la prevención, al tiempo que protege enérgicamente las libertades civiles y los intereses de privacidad.    Trabajando con socios de la comunidad de inteligencia, el ejército y las fuerzas de seguridad, así como con comunidades de todo Estados Unidos y homólogos de todo el mundo, el departamento no ha descansado -y nunca descansará- en sus esfuerzos por proteger a Estados Unidos.

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No es de extrañar que digamos que no. Durante las dos últimas décadas, y por tanto coincidiendo con el periodo analizado en este simposio, las ciudades se han afirmado como actores relevantes a nivel internacional de múltiples maneras, desafiando también la división entre la alta y la baja política que anteriormente relegaba los esfuerzos internacionales como el hermanamiento a una esfera que los abogados internacionales se sentían lo suficientemente cómodos como para ignorar. El ascenso de las ciudades hacia la condición de actores internacionales importantes tiene mucho que ver, por un lado, con una determinada constelación geopolítica y, por otro, con la evolución en el ámbito de la gobernanza del cambio climático, que ha provocado efectos indirectos en otros campos, como el de la seguridad. Pasemos primero a la constelación geopolítica: con el fin de la Guerra Fría, Occidente celebraba el llamado “fin de la historia”. Parecía casi inevitable que el capitalismo y la democracia liberal hubieran ganado el combate de la Guerra Fría. La ideología predominante de la época ponía el acento en la retirada del Estado que, si no era superfluo, al menos debía ser recortado.

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